23.1.14

“Niños en el tiempo”, de Ricardo Menéndez Salmón. Seix Barral. 2014


Me considero un seguidor de lo que escribe una de las figuras literarias de más envergadura en España, Ricardo Menéndez Salmón. Su última y atrevida obra, se lee en dos horas. No solo por la brevedad, sino por lo apasionante del tema, su ritmo trepidante y la prosa tan bien hilvanada. Una delicia breve pero intensa.

Niños en el tiempo tiene una estructura "muy audaz", dividida en tres relatos. El central es la niñez de Jesús contada desde una perspectiva novedosa, en primera persona, como si el narrador hubiese sido testigo de unos acontecimientos, en este caso dados a la ficción.
"Estamos invadidos de literatura terapéutica, casi de literatura de autoayuda y eso yo no lo quería para mi novela. La terapia es un juego de impostura y yo no quiero escribir desde la impostura",. Reconoce que la literatura de duelo siempre le ha atraído. Escritores como Philip Roth, Peter Handke o Amos Oz la han tratado de manera muy solvente y en esos escritores se ha fijado para desarrollar la suya, "Llevamos muchos demonios a nuestra espalda", apunta y la novela le ha servido para sacar esos demonios y aunque a él no se le ha muerto ningún hijo, sí le gusta reflexionar sobre las relaciones paterno filiales, de hecho en muchas de sus novelas se encuentran esas relaciones.

19.11.13

"Tu rostro con la marea" de García de Cortázar


En el género de la novela histórica uno puede llegar a perderse. Cuando la escribe un novelista, se levanta el recelo. Cuando la escribe un historiador, pasa igual. Cuando Mújica Laínez escribió “Bomarzo” o Carpentier el “Siglo de las luces”, el historiador advierte fallos y los recrimina. Cuando quien la escribe es un historiador, el novelista recela y le achaca la falta de estilo. Dice que le falta arte y rudimento. Stendhal podría reírse de todo ello. O Graves, Roa Bastos, Arturo Barea o el mismo Flaubert cuando escribió su “Salambó” . Y muchos más. El novelista siempre ha tenido la tentación de escribir su cosmovisión. Lo que le pasó a Vargas Llosa con Trujillo en “la Fiesta del Chivo”. Explicarse…y explicar. Se olvida muchas veces que el historiador, tras manejar el dato y exudar todo lo que sabe en libros, necesita una cosmovisión. Y necesita de la novela, “el puro gozo de la ficcicón” que decía Joyce.

Elias Caneti decía al concluir su gran ensayo “Masa y poder” (1960), que había logrado “agarrar a Europa por el cuello y entenderla”. Un esfuerzo titánico para comprender el mundo de entreguerras, ese mundo vivo, excitante, en donde, tras el desastre de la Primera Guerra Mundial, una Europa de viudas, huérfanos y mutilados, vivía su “carpe diem”. Los años veinte y treinta del siglo pasado fueron años en los que Europa vivió desenfrenadamente , mientras que todo afloraba desde los cabaret berlineses de la Repúbica de Weimar, hasta el mundo de Monparnasse, “La Copoule” o “La Rotonde”, en París, , llena de emigrados rusos, como bien describe el díscolo hijo de Thomas Mann, Klaus Mann en el “Volcán”.  Berlín disfrutaba en aquellas calles traseras del Rhathause por Alexanderplataz, el Berlín de entreguerras, humillado y ofendido, con deudas pendientes que afloraron más tarde en las tabernas de Munich. En Viena florecía un perfil de hombre como el que retrata Musil en un “Hombre sin atributos”, desesperados por el fin de una era de “la marcha de Radesky” de Rhot. Rusia iba acomodando su revolución, expulsando la inteligencia. “Speak memory”, de Navokob. En España….hubo hombres y nombres en tertulias literarias como las de Colombine, o Casinos Ansens, los años de Rubén Dario, de Gonzalez Ruano, de Alejandro Sawa, de Valle Inclán, Valle-Inclán, Galdós, Pérez de Ayala, Azaña, Agustín de Foxá, Juan Ignacio y Torcuato Luca de Tena, Anna Ajmatova, Malaparte, Rafael Sánchez Mazas... de tantos y tantos que querían ser europeos durante el directorio de Primo de Rivera,

Y hago este largo en largo ex cursu para recomendar una novela, “Tu rostro con la marea” de Fernando García de Cortázar. Hacía falta decir lo que he dicho porque hay que entender esa Europa para leer la primera incursión en la ficción de este historiador vasco. La novela de Fernando se puede calificar de novela histórica, ahora que tanto abunda el genero. Es complicado el género después de haberlo hecho Yourcenar, Graves o Renault. Es complicado entrar sin deslizarse. Escribir novela histórica no es hacer que la historia cambie, sino que se entienda, que se comprenda, desde las pasiones, lo intimo de los personajes Hoy, estoy convencido, que todo esta en la novela. No hay nada fuera de ella: la política, la religión, la economía  el arte, la cultura. Una novela puede hablar de todo en sus personajes. Fernando ha tomado personajes que son paradigmáticos del hombre de esa época, de todas las épocas con sus pasiones, con sus ideales, con sus fracasos. Es la parte humana de la historia, la que va más allá del dato, la que saca el alma. Una novela de amor y espionaje, de traiciones e intrigas políticas que nos transporta a una época que cambió el mundo para siempre Fernando cita a su admirada Anna Ajmátova: «En el futuro se pudre el pasado».

No quiero destripar el argumento, pero si recomendar la novela por tres razones. Primero porque leyéndola se aprende mucho de la historia de esa época; segundo porque en sus personajes afloran los tipos más generales de nuestro país. Los podemos sentir contemporáneos. Y tercero porque ha logrado diálogos asombrosos, detalles impresionantes y, sobre todo, ubicar en el escenario general, lo particular.

Les recomiendo la novela, felicito al autor e intuyo que los puristas de la novela le criticaran su incursión en el parnaso literario, ten cerrado a veces. Y sus colegas de la historia podrán decirle que es algo descafeinado. Pero no hay algo mas apasionante para un profesor que, por todos los medios, ofrecer las claves de todo lo que ha enseñado y su propia cosmología . Y eso hace Fernando en esta buena novela.

12.11.13

Hessel enseñó a W. Benjamin cómo ser un FLANEUR



¡ Este si que era un flaneur !
“ Hasta la primavera de 1924 vivió en Berlín un joven cuya presencia agradaba a los hombres y mujeres de su círculo, sin que se interesaran realmente por su persona. Sólo cuando se marchó, algunos de ellos comenzaron a sentir una nostalgia difícil de explicar. Ahora cambian voz y cara cuando hablan de él, lo recuerdan a menudo y lo hacen protagonista de relaciones y destinos que apenas tuvieron que ver con él”.
Así empieza...la historia del protagonista, un joven cuya peripecia de flaneur conviene seguir. Es la novela novela de Franz Hessel, el escritor alemán que mejor encarnó el concepto de FLANEUR, elaborado por Flaubert y Baudelaire. Fue él quien enseñó a Walter Benjamin a ser un auténtico flaneur, que no es otro que el que camina con ojos distintos por la ciudad y ve cosas que nadie ve, porque las ve desde adentro. El autor de “Berlín secreto” fue el padre del ahora famoso Sthephen Hessel, que escribió “Indignados” a quien mi buen amigo Perelló trajo para Planeta y que a tantos jóvenes llevó justificó su indignación.
Así comienza una de las novelas más sutiles y elegantes de Franz Hessel, un autor aún demasiado secreto para muchos lectores pero, sin duda, imprescindible. Y pocos textos tan apropiados como éste para entrar en su mundo: veinticuatro horas en la vida bohemia de los años veinte.
Una mujer y dos hombres, un baile de disfraces. Cabarets, salones y avenidas. El amor, la inflación económica, la diversión despreocupada. En Berlín secreto, Hessel construye una historia en la que todo está repleto de ironía, melancolía y magia… y de un deseo: llevar una vida intensa y plena de significado. Aunque los muchos amantes que aparecen en esta novela rara vez pueden vivir su amor en soledad: nunca están a solas, sino más bien rodeados siempre de amigos y conocidos, que, como eslabones de una bien construida cadena, constituyen una verdadera procesión de jóvenes berlineses.
Las pequeñas escaleras, los pórticos sostenidos por columnas, los frisos de las villas del Tiergarten son también parte intrínseca de esta novela. Lo «secreto» de este Berlín no consiste en un murmullo ni en un simple flirteo: consiste únicamente en el carácter que trasmite esa ciudad; y luego, en una calle en concreto; y en esa calle, una habitación que es ya, tras pertenecer primero a los protagonistas, la habitación de los lectores.

Editorial: Errata Naturae
Formato:
14× 21,5
Páginas: 152
Precio:
14,90 €
Traducción:
Eva Scheuring


16.11.12


“Parecen eternos, dijo tras una hora de contemplar los volcanes en silencio. Son lo más cercano a la eternidad que conocemos. Ni tus lagrimas van a durar tanto”, dijo Prudencia. “Ni mis lagrimas - Isabel había dejado de llorar- Espero que ningún desamor sea tan largo. Pero mi breve paso por el cielo, ese sí que duró tantísimo. Tengo a estos volcanes de testigos. Ninguna eternidad como la mía. Y es con esta última frase como titula su relato Ángeles Mastretta, una de las coces femeninas más fuertes  de la narrativa mexicana, autora de “Arráncame la vida”, llevada al cine por Roberto Sneider.

Haber amado es haber vivido de verdad, como ella amó a Javier Corzas, con intensidad pura, pero aun esa eternidad en la que Isabel creía que se había instalado, termina. Prosa convulsa, metáforas que van al ritmo del baile, pasión de la protagonista. Es una danza continua el recorrido por estas pocas y bellas páginas, editadas en Temas al Margen, de Temas Editorial, Argentina. Se lee en un suspiro. No tiene parangón en la prosa española. La fuerza de la palaba y de la imagen en esta escritora nacida en Puebla y a la Juan Rulfo le animó a escribir. Uno entiende por qué le hizo esta recomendación. Para Ángeles escribir es respirar y lo hace en estilo puro, con preciosismo. Un vendaval de sentimientos…Mirad cómo empieza. Nada más que en la primera fase, ya uno se mete los olores por la nariz, como en el resto del relato: “Isabel Arango creció intensa y desatada como el olor del café”

15.11.12

Julián Barnes. "El sentido de un final". Anagrama. 2012. Premio Man Booker.


Al escritor  Julián Barnes (Leicester, 1946) le vienen inquietando las cuestiones que suelen inquietar a quienes cruzan el umbral de los 50. Son los temas como la muerte ( abordado en “Nada que temer”), o el amor que irrumpe a una edad madura y llega como un vendaval que pone todo patas arriba ( Antes de conocernos” ), el triángulo amoroso “ Hablando del asunto”) y otras de sus novelas, once en total, todas en Anagrama. Solo he leído estas que os digo.  Ahora toca el tema de la memoria en su nueva novela, recién publicada por, Anagrama. “El sentido de un final”, galardonada con el premio Man Booker, que ha destacado a grandes escritores de habla inglesa desde que comenzó en 1969.  La he leído estos días y no se hace pesado, aunque quienes quieren historias no insinuadas, sino excesivamente explicadas, quedarán defraudados. esta es una historia de grandes sentimientos en los que el lector entra y empieza a seguir los guiños de la sugerencia. Hay momentos en los que el retrato piscológico es tal que la identificación con el lector y sus sentimientos ocultos, puede ser un arma que engancha

Es una novela sobre la memoria, los ajustes con el pasado, en sentido de toda una vida vista desde la atalaya de la vejez. Una vida recordada y un remordimiento que aflora cuando llega a manos del protagonista, cuarenta años después, una carta que nunca debería de haber escrito. Remordimiento significa volver a morder. La memoria en clave de remordimiento es capaz de poner patas arriba el sentido de toda una vida. “Todos sufrimos algún daño, de uno u otro modo… Algunos admiten el daño y tratan de mitigarlo; algunos pasan sus vidas tratando de ayudar a otros que están dañados; y luego están aquellos cuya mayor preocupación es evitar más daño, a cualquier costo. Y ésos son los implacables, y de los que hay que tener cuidado”. Y agrega: “Y eso es una vida, ¿no es verdad? Algunos logros y algunas decepciones”.

Es un libro con asomo de ensayo, algo muy propio del Barnes escritor que ya novelas como “Una historia del mundo en diez capítulos y medio” ya había hecho. Este estilo junto con los esbozos de novelas literarias como el “Loro de Flaubert” o “George and Arthur”, suelen ser habituales en él. Su micro literatura en relatos como la “Mesa de limón” muestra al Barnes más literato que ensayista.

            Esta novela dedica varias páginas a reflexiones sobre el pasado, el futuro, las acciones que uno protagoniza, las decisiones que uno no toma. El protagonista reconoce que es posible ser nostálgicos sobre penas recordadas, así como placeres recordados. Pero lo que lo perturba es la sensación de no poder ser coherentes o no poder tener un punto de apoyo respecto a nuestra propia vida:  “Pensé… que podía volver al inicio y cambiar las cosas. Que podía hacer que la sangre retrocediera en su flujo”.?”.



27.10.12

“Las dos amigas y el envenenamiento” El Acantilado, 2007


El nombre del escritor alemán de origen judío Alfred Döblin está unido a su “Berlin, Alexander Platz”, lugar en donde ejerció como psiquiatra largos años. Recientemente Edhasa ha publicado también sus dos tomos “Noviembre 1918: Burgueses y soldados y El pueblo traicionado”. El médico que fue en la Gran Guerra vuelve en esta obra. No obstante Acantilado sacó hace tiempo a la luz un bello relato: “Las dos amigas y el envenenamiento”, basada en un hecho real y que nos acerca a la novela -crónica periodística como hiciera Capote con  “A sangre Fría”
Aquí es el médico psiquiatra el que se acerca al hecho real. Döblin narra un hecho acontecido en Berlín en los primeros años veinte, cuando una mujer maltratada confabulada con su amante, decide matar a su esposo. Sobre esta turbulenta historia el autor construye una soberbia narración sobre tres vidas tumultuosas y la manera en que éstas se entrelazan fatalmente hasta conducir a un aciago final. Los hechos narrados, por su condición de, pueden juzgarse a priori como actos horribles y censurables, no obstante, Döblin los expone sin juzgarlos, presentando a los tres protagonistas como víctimas, cada uno en un grado y de una manera distinta. Döblin huye del artificio. Dice: “Mas información, mas critica, menos artificio y menos adorno” Es uno de sus lemas y de lo que aconsejaba a los escritores.
Su preocupación por el alma humana llega a todas sus obras. En 1926 pronunció una conferencia en Berlín, con motivo del setenta aniversario del nacimiento de Freud y en ella dijo: “El alma humana vagaba por el mundo desde mucho siglos atrás, expulsada por médicos y psicólogos. Había buscado refugio en los poetas y también en los sacerdotes…El sacerdote la llevo al devocionario. El poeta le ofreció el brazo y fueron juntos a pasear por los pardos. Freud la hizo entrar en su consulta, cerró la puerta tras ella y le dijo que se quitara el sombrero y se desnudase (…) el alama, asustada se quedo en la puerta hasta nuestros días y no se ha quitado el sombrero”
En esta novela hace pasar el alma de los tres condenados y la acuesta en el diván. Cuenta los hechos con objetividad, narra los detalles, muestra todo como aconteció. No deja lugar a opiniones, el narrador se separa del relato. Objetividad pura. Después, ya en el diván, lo que es la segunda aparte de la novela, entra a saco y extrae consecuencias. Se adivina en esta obra su interés por el entorno….Ya aquí está su Berlin Alexanderplatz sembrado.

Y esa capacidad para describir una psicología, e incluso un alma, de manera tan matizada y perfecta, sin juzgar jamás y demostrando siempre un enorme respeto por todo lo insondable que ésta alberga; esa manera de indicar que el dolor, la repulsión y el rechazo que los actos humanos más reprobables generan, también afecta a quienes los cometen, con el agravante de que, al horror del hecho en sí, ellos suman el espanto de los actos que le precedieron y que quien juzga desde fuera no ve; todo esto, decía, es lo que convierte esta obra en magistral y su lectura en obligatoria.
Döblin se convirtió al catolicismo en donde encontró la compresión del alma humana y el profundo deseo de no juzgar….
uy adecuado el comentario de Meyer al final de la novela. 

14.10.12

"El Jardin de los Finzi-Contini", de Giorgio Bassani:


Se cumplen ahora 50 años de la publicación de la novela más famosa de Giorgio Bassani:El Jardin de los Finzi-Contini. Con ella, el autor, de origen judío, nacido en Bolonia pero afincado en su adolescencia en Ferrara, obtuvo el Premio Viareggio. En esta obra encontramos una completa expresión de su mundo  formal y estilístico, así como la experiencia moral, intelectual y política del momento. Usa la memoria lejana para evocar la realidad de la burguesía rica y judía de Ferrara durante el fascismo una vez promulgadas las leyes raciales. Vittorio de Sicca  transformó en película esta novela, aunque Bassani siempre mostró sus reticencias hacia ella.El primer borrador de la novela fue redactado en Santa Marinella, cerca de Roma y el autor la incluyó en su ciclo de la "Novela de Ferrara" cuando en 1980 publicó su obra definitiva.

En el Jardín de los Finzi-Contini, Bassani, rememorando la Ferrara de su juventud, narra en primera persona la relación de amistad que un joven judío (en el que parece verse reflejado el autor) entabla con los hermanos Alberto y Micòl Finzi-Contini, pertenecientes éstos a una familia judía de la alta burguesía ferraresa que vivía de espaldas a la realidad política italiana, a pesar de sufrir las leyes raciales fascistas. Como en muchas obras neorrealistas, el argumento es sencillo y no suceden grandes acontecimientos durante la novela: sólo se muestra lo cotidiano.  El protagonista recuerda con nostalgia esa época en Ferrara: el jardín de los Finzi-Contini es para él símbolo de un tiempo feliz que ya no regresará; también es el lugar donde tuvo un amor imposible, Micòl, de ahí que la novela acabe cuando ya no la vuelve a ver más, al ser ésta enviada, junto a sus padres, a un campo de concentración, primero en Italia y luego en Alemania.